THE YOSUA TEAM

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jueves, 14 de noviembre de 2013

8º Dia de viaje

 Por la mañana hicimos una reunión en el hotel para hablar de la ruta del día. Nadie comentó nada de lo sucedido tras la caída de la moto pero en el último momento nuestro compañero tomó la palabra y nos pidió disculpas a todos. Las aceptamos encantados  y aplaudimos sus palabras, pusimos los motores en marcha y salimos de Ouazarzate hacia Marrakech, primero fuimos a los estudios de cine Cla en donde paramos para hacer unas fotos y ver los vehículos que utilizaban en las películas y los decorados en los que aún se rueda. Salimos en dirección a la Kasbah de Ait-Benadou, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el calor era sofocante y más de uno tuvo que tomar doble ración de agua para no deshidratarse, cruzamos el ancho rio seco para llegar a la entrada de la Kasbah, era un laberinto de callejuelas en el que se alternaban tiendas de tejidos, dibujos y recuerdos. Todo el recorrido era cuesta arriba, entrabas por una casa y salías al terrado de otra que daba a la calle. Un laberinto en el que parecía muy fácil perderse. El guía nos explicó que en ese lugar se habían rodado docenas de películas, muchas de ellas muy famosas, como “Lawrence de Arabia” “The Message”, “Jesús de Nazareth”, “Marco Polo”,”La Joya del Nilo”, “Babel”, “El Principe de Persia”,”El cielo Protector”, “La Momia”, o “Gladiator”…entre otras. En la plaza del pueblo tuvimos nuestra primera aventura con las serpientes ya que un encantador nos la puso por encima de la cabeza para hacernos fotos, el contacto de la piel del animal con la piel de mi cuello no me resultó desagradable, es más, me gustó acariciar su cabeza  verdosa de ojos grandes.
Nos adentramos en las montañas del  Alto Atlas por el paso de Tizi-n Tichka, una carretera con poco tráfico y muchas curvas en donde más de un camión invadió nuestro carril sin importarle lo más mínimo si nos sacaban o no de la carretera. Se repetía un paisaje que empezaba a parecernos familiar: montañas peladas de vegetación, un cielo inmenso y casas del mismo color que el de la tierra que nos rodeaba. Todos los tonos ocres y rojizos se exponían ante nuestros ojos asombrados por esa discreta belleza, de vez en cuando, en el fondo, entre dos montañas, un cinturón de vegetación verde era un regalo para la vista,  asombrándonos una y otra vez.
La carretera serpenteando montaña abajo se veía en tres o cuatro niveles distintos, era una gozada conducir por aquel paraje desértico y bello. Antes de darnos cuenta estábamos entrando en la ciudad de Marrakech.  Desde ayer hay un grupo de tres o cuatro personas que quieren volver antes a España por varios motivos, laborales, familiares y otro porque no se sentía capaz de hacer seiscientos kilómetros del tirón; ya lo habían decidido; al día siguiente cuatro del grupo en sus respectivas motos se irían hacia Tanger Med para coger el ferry hacia España. Llegamos al hotel de Marrakech y tras ducharnos y descansar un rato salimos en un autobús hacia la Plaza de Jamaa el-Fna para ver el ambiente, tomar un té y disfrutar de todos los puestos del zoco. Se nos había ocurrido la idea de comprarles un regalito al director del viaje y al jefe de ruta, habíamos  decidido buscar unos llaveros de plata y grabarlos con la fecha del viaje y la palabra Marruecos. En el trayecto hacia el centro de la ciudad aprovechamos para cantarles a todos los Pacos del grupo un animado “feliz, feliz en tu día”…que los dejó sorprendidos y felices.

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