Todo empezó como empiezan
las cosas últimamente, un amigo del Facebook nos mandó un enlace de un viaje
que prometía ser maravilloso, algo con lo que todo aventurero sueña: “Travesía
Marruecos Harley-Davidson” organizado por Siebla Málaga y Geoexplora.
Acabábamos de llegar de
nuestras vacaciones por tierras del Camino de Santiago y no estaba la economía
para muchas fiestas pero nos hicimos la tan temida pregunta: ¿Vamos?
Tras unos momentos de
indecisión mientras leíamos una y otra vez las rutas y los lugares por los que
se iba a pasar, alguien, el más loco de los dos, llamó al banco y, tras un par
de preguntas y anotar unos números en un papel llamó al trabajo y habló con el
encargado. A través de la línea telefónica se oyó una voz rugir: “¿Más días
libres?”… unos momentos de silencio precedieron a la gran explosión. ¡Nos
vamos! La perra y la gata nos miraban asustadas mientras nosotros dábamos
saltos como niños. Aun no habíamos vaciado las mochilas de un viaje cuando ya
estábamos haciendo las del siguiente. Como siempre pusimos más cosas de las que
cabían y tras un par de revisiones conseguimos que todo cupiera en las alforjas
de la moto.
Nuestro viaje empezaba
dos días antes, al iniciarlo con el grupo ya llevaríamos sobre nuestras
espaldas poco más de mil kilómetros pero antes de eso había que mandar un
montón de papeles, pasaportes, documentación de la moto, de los moteros y
permisos para entrar en Marruecos con la moto. Los días pasaban a cámara lenta
hasta que por fin llegó el momento de la partida, y con él los nervios y las
prisas, mil y una veces repetimos si llevábamos todo lo necesario hasta que no
quedó más remedio que aceptar que no había vuelta atrás. Ya el barco nos
alejaba de nuestra isla poniendo cada vez más cerca el comienzo de la aventura
con unas personas totalmente desconocidas.
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